La
colectivización de la economía en Cataluña atravesó cuatro etapas:
1.- La incautación de las empresas. Los
comités revolucionarios, a los que los contrarrevolucionarios llamaban
"incontrolados", una vez derrotado el ejército sublevado, procedieron
a la expropiación de la burguesía, y al "paseo" de curas, burgueses,
caciques y antiguos miembros del sindicato de pistoleros de la patronal. No sólo
se dio una ausencia de consignas políticas y económicas por parte de los comité
superiores de la CNT y del CCMA, sino que éstos además amenazaron con fusilar a
los "incontrolados". Pero se encontraron ante una situación de hecho:
la incautación de las fábricas. La CNT, ante su propia incapacidad y falta de
voluntad de coordinar y gestionar la economía catalana, propuso a la
Generalidad la creación de un Consejo de Economía: ¡se daba al gobierno burgués
de la Generalidad la gestión y coordinación de la economía catalana!
2.- La
adaptación al Decreto de Colectivizaciones. En octubre de 1936,
paralelamente a la disolución del CCMA, la entrada del POUM y de la CNT en el
gobierno de la Generalidad, el decreto de militarización de las Milicias
Populares, la disolución de los comités locales, sustituidos por Ayuntamientos
frentepopulistas, y un amplio etcétera de medidas contrarrevolucionarios de
menor calado, se aprobó con el aún indispensable apoyo de la CNT el Decreto de
Colectivizaciones. En realidad se instauraba en las empresas un capitalismo
sindical, con un fuerte intervencionismo y centralización estatales por parte
del gobierno de la Generalidad, al que se dio el nombre de COLECTIVIZACION. El
antiguo burgués, propietario privado, había sido sustituido por una gestión de
los delegados sindicales de cada empresa, constituidos en Comités Obreros de
Control (que suelen ser fruto de un pacto entre obreros manuales, técnicos,
administrativos e incluso antiguos propietarios) absolutamente mediatizados y
tutelados por los interventores nombrados por la Generalidad, que por otra
parte consideraban la empresa como propiedad del sindicato.
Decreto de Colectivizaciones de Cataluña”
«La criminal sublevación
militar del 19 de Julio, ha producido un trastorno
extraordinario a la economía del país. El Consejo de la Generalidad
tiene que atender a
la reconstrucción de los estragos que han causado a la industria y al comercio de
Cataluña, la
traición de los
que intentaron imponer a nuestro país, un régimen de fuerza.
La reacción popular producida por aquella sublevación ha sido de tal intensidad, que ha provocado una profunda transformación económico-social, los fundamentos de la cual
se están asentando en Cataluña. La acumulación
de riquezas en manos de un grupo de personas cada vez mas restringido, iba seguida de la acumulación de miseria en la clase
trabajadora y por el hecho que aquel grupo, para salvar sus privilegios,
no dudó en provocar una cruenta guerra, la victoria del pueblo equivaldrá
a la muerte del
capitalismo.
Es necesario ahora, pues, organizar la producción, orientarla en el sentido de que el
único beneficiario sea la colectividad, el trabajador, al cual corresponderá la función directiva del
nuevo orden social. Se impone la
supresión del concepto de
la renta que no
proceda del trabajo.
El principio de la organización económico-social
de
la gran industria tiene que ser la
producción colectivizada.
La sustitución de la propiedad individual por la colectiva la concibe el Consejo de la Generalidad, colectivizando los bienes de la
gran empresa, es decir, el capital, y dejando que
subsista la propiedad privada de los bienes de consumo y de la pequeña industria.
El esfuerzo revolucionario de la clase trabajadora levantándose en armas para aplastar el fascismo, plantea este cambio en la estructura
económica y social que hasta poco era
mantenida. Uno de los problemas fundamentales que plantea este cambio de situación
es
el de la organización del trabajo, que debe articular las fuentes de riqueza y ordenar
su distribución en concordancia con las necesidades sociales.
Después del 19 de Julio, la burguesía declaradamente fascista desertó de sus puestos, la mayoría ha huido al extranjero; una
minoría ha desaparecido. Las empresas industriales
afectadas no podían quedar sin dirección y los obreros
decidieron intervenirlas, creando
comités obreros de control. El Consejo de la Generalidad tuvo que sancionar y encauzar
lo
que espontáneamente realizaban los obreros.
Por
la situación en que se encontraban algunas de ellas, los obreros, para salvar sus propios intereses, se vieron obligados a proceder a su incautación, creándose así la
necesidad de la colectivización de las industrias. El Consejo de Economía, atento a los
anhelos de la clase trabajadora y cumpliendo el programa que de antemano habíase señalado, recoge sus palpitaciones y orienta el conjunto de la vida de Cataluña,
de acuerdo con la voluntad de los trabajadores.
Mas la colectivización
de las empresas significaría poco si no se ayudaba su desenvolvimiento y pujanza. A tal efecto se ha encargado al Consejo de Economía el estudio de las normas básicas para proceder a la constitución de una Caja de Crédito Industrial y Comercial que proporcione
el
apoyo financiero a las empresas Colectivizadas y para que agrupe nuestra industria en grandes concentraciones que
aseguren el máximo rendimiento y posibiliten las mejores transacciones
a nuestro
comercio exterior. Se están también realizando
los
estudios necesarios
para la creación de un organismo
de
investigación y asesoramiento técnico
que
proporcione a la
industria mayor eficacia y progreso.
Atendidas las consideraciones precedentes y visto el informe del - 20 - Consejo de
Economía, a propuesta del
Consejero de Economía y de acuerdo con el
Consejo, Decreto : Articulo 1°. - De acuerdo con las normas que dan establecidas en el presente
decreto, las
empresas industriales y comerciales de Cataluña se clasifica en:
a) Empresas colectivizadas, en las cuales la responsabilidad de la dirección recae en los propios obreros que las integran, representados por un Consejo de Empresa.
b) Empresas Privadas, en las cuales la dirección va a cargo del propietario o gerente
con
la colaboración y fiscalización del Comité de Control […].
Barcelona 24 de octubre de 1936. El Consejero Primero, Josep Tarradellas. El
Consejero de Economía, Joan P. Fábregas”
3.- COLECTIVIZACION
versus SOCIALIZACIÓN (diciembre 1936 - mayo 1937). Por una parte el
gobierno de la Generalidad, apoyado socialmente en sectores pequeño burgueses:
administrativos, técnicos, antiguos empresarios, profesiones liberales e
incluso obreros de ideología derechista, encuadrados muchas veces en la UGT,
emprendió una ofensiva para incrementar su control de las empresas, basándose
en el Decreto de Colectivizaciones y en la aplicación de la batería de decretos
financieros, aprobados por Tarradellas en S'Agaró, en enero de 1937. De forma
paralela el sector radical de la militancia cenetista intentó SOCIALIZAR la
producción, lo que implicaba incrementar el poder de los Sindicatos de
Industria en las empresas. La SOCIALIZACIÓN, para ese sector radical de la CNT,
suponía la dirección de la economía catalana por los Sindicatos (de la CNT) y
romper con la dinámica del capitalismo sindical, estableciendo un reparto
equitativo de la riqueza que acabara con las escandalosas diferencias entre
trabajadores de industrias colectivizadas ricas o pobres, y de éstos con los
parados. Esa dirección de UNA ECONOMÍA catalana SOCIALIZADA exigía a su vez la
creación de organismos adecuados dentro de la CNT, esto es la sustitución de
los Sindicatos Únicos (apropiados para sostener una huelga, pero no para
dirigir las empresas) por Sindicatos de Industria (mejor preparados para
gestionar los distintos sectores económicos), que se realizó en los primeros
meses de 1937. La SOCIALIZACION de la economía catalana suponía la dirección de
la economía (y de la guerra) por la CNT, y esto a su vez exigía suprimir el
gobierno de la Generalitat
Así pues, la ofensiva
contrarrevolucionaria de la Generalitat por incrementar su control,
extendiéndolo a cada empresa, chocó frontalmente con el intento de
socialización del sector radical de la CNT. Se entabló una lucha empresa a
empresa, en la que las asambleas que debían aprobar la
socialización fueron presionadas y manipuladas de formas muy distintas, desde
la maniobra politiquera más ruin a la utilización de las fuerzas de la policía.
En este duro enfrentamiento empresa a empresa, que los comités superiores de la
CNT nunca quisieron centralizar, porque hubiera supuesto romper el pacto de
unidad antifascista, se dio una separación cada vez más evidente y
"dolorosa" en la militancia sindical, entre el sector
colaboracionista y el sector radical de la CNT. En ese intento de socialización
de la economía catalana, la militancia radical cenetista intentó disputar a la
militancia colaboracionista el apoyo de la mayoría de la afiliación sindical.
Pero esa militancia radical casi siempre fue minoritaria en las asambleas de
fábrica, dado el aluvión de afiliaciones oportunistas posteriores al 19 de
julio y a la sangría que la propia revolución había causado entre los
revolucionarios, enrolados en las Milicias o aupados en cargos de
responsabilidad.
En la oposición a la militarización
de las Milicias Populares (decretada en octubre de 1936) destacó la cuarta
agrupación de Gelsa de la Columna Durruti, que tras superar un conato de
enfrentamiento armado con otras fuerzas de la Columna, partidarias de la
militarización, decidió abandonar el frente (en febrero de 1937) y regresar a
Barcelona, llevándose las armas. Esos milicianos, junto con otros militantes
cenetistas radicales, empeñados en la lucha existente en las empresas por la
socialización, fundaron en marzo de 1937 la Agrupación de Los Amigos de
Durruti, que llegó a alcanzar de cuatro a cinco mil adherentes y se
constituyeron, en Cataluña, en una alternativa revolucionaria a los comités
superiores (colaboracionistas) de la CNT-FAI.
4.- Desde junio de
1937 hasta el final de la guerra asistimos a la persecución, clandestinidad
y aniquilación física del sector radical de la CNT, de los trosquistas y del
POUM. Al mismo tiempo la CNT (amputada la minoría de revolucionarios) siguió
colaborando fielmente con un Estado estalinista que impuso la militarización
del trabajo y de la vida, el racionamiento más estricto y la economía de
guerra.
Las causas de mayo radican en el
encarecimiento de la vida, la escasez de subsistencias, la resistencia a la
disolución de las patrullas de control y la militarización de las milicias, y
el constante forcejeo de los obreros en las empresas colectivizadas por
conservar el control de la producción, frente al creciente intervencionismo de
la Generalidad La rápida extensión de la lucha a toda la ciudad de Barcelona
fue obra de los comités de defensa y de los comités de barriada, enlazados
telefónicamente, que actuaron al margen de los comité superiores de la CNT En
un lado de la barricada estaban las fuerzas del orden público, los estalinistas
del PSUC, y las Milicias Pirenaicas catalanistas, dirigidos por el gobierno de
la Generalidad. En el otro lado de la barricada estaban los obreros cenetistas.
Sólo los anarquistas de la Agrupación de Los Amigos de Durruti y los
trosquistas de la Sección Bolchevique-Leninista de España intentaron dar unos
objetivos revolucionarios a la lucha de las barricadas
los aparatos de radio que trasmitían los discursos de conciliación de
García Oliver y Federica Montseny, pero al fin se acataron sus consignas
Después de mayo de 1937 fracasaron los intentos de expulsión de Los Amigos de
Durruti POR PARTE DE LOS COMITÉS SUPERIORES DE LA BUROCRATIZADA CNT, ya que no
fue ratificada por ninguna asamblea de sindicatos
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