Introducción a la guerra civil en Lleida

Al estallar la guerra civil, la guarnición estaba compuesta por el Regimiento de Infantería nº 26, la Caja de Recluta y el Centro de Movilización y Reserva. Era comandante de la plaza el coronel de Infantería Rafael Sanz Gracia, comprometido con el alzamiento. Por orden del general Miguel Cabanellas, ordenó a las fuerzas, a las 9 de la mañana del 20 de julio de 1936, declarar el estado de guerra. No obstante, el fracaso del alzamiento en Barcelona, la situación dio un giro de 180 grados. El coronel se entregó sin resistencia. Detenidos todos los sublevados, fueron conducidos a la cárcel, siendo fusilados los cabecillas más cualificados. En manos  de la CNT, FAI y POUM, se fusilo  al obispo, incendiando la catedral por orden de Buenaventura Durruti, saqueos, ‘paseos’, etc.

Fundacion Francisco Franco

El estudio de una ciudad del Poniente catalán durante los años de la guerra civil española era una tarea que aún estaba por hacer. En su capital, Lleida, el ejército participó en la revuelta del mes de julio de 1936 con la colaboración de la guardia civil y de sectores civiles que creían posible una solución violenta a la crisis del poder social que sufría el España.
Como reacción al fracaso de la revuelta, en buena medida condicionada por la derrota de los rebeldes en Barcelona, ​​se desencadenó una revolución social contra la que las autoridades republicanas se mostraron incapaces de reaccionar, como tampoco lo habían sabido hacer contra los sublevados.
La falta de consenso entre las fuerzas políticas de la retaguardia republicana, la evolución de la Guerra y la poca madurez de un proyecto revolucionario que se desencadenó la manera espontánea explican su colapso. Por otra parte, ya medida que la guerra se alargaba, se comenzaron a padecer problemas en la distribución de los abastecimientos, agravados por la llegada de refugiados del resto de España, ya notar los efectos directos de las acciones militares traducidas en duros ataques aéreos. En estas condiciones se inició la primavera de 1938, el ejército franquista rompió el frente aragonés y ocupó una parte importante de las provincias de Lleida y de Tarragona. La estabilización del frente siguiendo los ríos Segre y Noguera Pallaresa desde abril hasta Navidad dejó estas tierras en primera línea de fuego, y, por tanto, bajo el dominio directo del ejército.Durante el último año de guerra los leridanos conocieron directamente los principales de lo que sería el estado franquista a partir de 1939.

                                         Marina Bernal Iglesias, Laia Guzmán Carrasco y Inés Subirà Cruz

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